Corren muchos ensayos clínicos en humanos bien diseñados acerca de que la restricción calórica aumenta la longevidad:
Produce una disminución del colesterol LDL, triglicéridos, tensión arterial, enfermedades metabólicas-cardiovasculares…
Pero por otro lado, también implica una reducción en la tasa metabólica, a costas de disminuciones en el T3 sérico. Esto se asocia con los signos/síntomas del experimento de “Minesotta” o características patognomónicas de la enfermedad hipotiroidea:
Hambre, letargo, depresión, edema, insomnio, impotencia, pelo débil, irritación, debilidad…
Es decir ¿Realizar una restricción calórica para tener una mayor longevidad como anuncian dichos ensayos clínicos es el camino correcto?
Desde luego que no, por otro lado existe otra vertiente de estudios que argumentan en la restricción de aminoácidos. Evitar o contrarrestar los efectos de la metionina también se asocia con longevidad. Los ensayos del ayuno intermitente también se asocian con longevidad mediante la autofagia celular y la activación de la telomerasa.
Ayuno no implica déficit calórico, pienso que combinar una dieta que favorezca una alta tasa metabólica, con periodos de descanso en los que se realice ayunos moderados (es importante recalcar la diferencia entre ayuno y síndrome de consunción o inanición, en el ayuno tiene lugar la autofagia de residuos celulares y grasas. En la inanición tiene lugar la degradación de tejido proteico como músculo, hueso, órganos y por último el cerebro, el tiempo de ayuno depende directamente del porcentaje de grasa corporal, no habrá un catabolismo proteico hasta un 5-6% de grasa corporal).
Está debe ser la vertiente de investigación de ensayos clínicos que se debería seguir.
Como resumen, creo que los hábitos principales que nos darán salud y longevidad, están en la alta tasa metabólica que apoya la hormona tiroidea y el ayuno intermitente. Un 80/20 respectivamente.
Para resumir, dejo esta imagen: