En el siguiente post vamos a profundizar en la fisiología básica y causas de la diabetes tipo II : el cortisol. Si bien no debemos olvidar que también intervienen otros factores, los cuales están relacionados por lo mismo y que son: sedentarismo, déficit o exceso de ejercicio físico, insomnio, alcohol, drogas, sobrepeso/obesidad y, por ende, hipotiroidismo.
Entrando ya en el tema que nos concierne, comenzamos con los efectos metabólicos del cortisol. Éstos actúan en el hígado junto con el glucagón, de forma catabólica e hiperglucemiante. Mediante la glucogenólisis y gluconeogénesis el organismo obtiene glucosa a partir de glucógeno y substratos no glúcidos, primero de ácidos grasos fundamentalmente y, después, de sustratos proteicos. Este efecto incrementa la glucemia aumentando la resistencia a la insulina, ya que la presencia de ácidos grasos desplaza la función de la insulina impidiendo el ingreso de glucosa en las células, es decir, la insulina es inhibida por el cortisol y el glucagón, provocándose un estado diabetógeno. Un exceso crónico de cortisol generalmente ocasiona intolerancia al carbohidrato, a la insulina y, finalmente, diabetes.
Continuando con el efecto del cortisol elevado crónicamente, este empieza a degradar aminoácidos (gluconeogénesis) mediante la activación de enzimas proteolíticas a partir del tejido muscular, produciéndose sarcopenia, atrofia muscular, debilidad, fatiga, inmunosupresión y afectándose la cicatrización.
Fisiopatología básica del cortisol
En el metabolismo catabólico de los lípidos, el cortisol consume la grasa periférica y la trae al centro, cuello, tórax y espalda del organismo (síndrome Cushing), y produce aumento del acné. La composición de esos ácidos grasos almacenados en el adipocito aumenta la reacción de estrés, sobre todo si son ácidos grasos insaturados inestables como las PUFAS.
En los vasos sanguíneos, aumenta los receptores del sistema simpático, es decir, aumenta la vasoconstricción sanguínea, disminuyendo la respiración celular (interfiriendo así en el proceso de Bohr).
En el sistema óseo, disminuye la función de los osteoblastos aumentando los osteoclastos, lo que produce una descalcificación que destruye los huesos. También disminuye la receptación de calcio por medio de la inhibición de absorción de calcio intestinal. Y esto, junto con la continua degradación proteica, disminuye el colágeno aumentando así el riesgo de sufrir fracturas, osteoporosis…
En la piel y tejido conectivo, disminuye los fibroblastos formándose estrías, petequias, mala cicatrización,… Y esta situación se ve agravada por la falta de colágeno provocada por la degradación proteica.
El cortisol agudo es antiinflamatorio
Pero el cortisol es necesario y no es el demonio. Su correcta y breve exposición favorece un estado anti inflamatorio, ya que inhibe directamente la inflamación producida por el ácido graso araquidónico de cadena larga, presente en la membrana celular que se activa en procesos inflamatorios por las vías de la fosfolipasa2: COX-1 y COX-2, produciéndose prostaglandinas y leucotrienos (ácidos grasos bio-activos oxidados derivados del ácido graso araquidónico por la acción de la 5-lipooxigenasa. Participan en procesos de inflamación crónica, aumentando la permeabilidad vascular aumentando el edema en la zona afecta). Y es que el cortisol inhibe la fosfolipasa-2, disminuyendo así los factores pro-inflamatorios. También disminuye la respuesta histaminergíca eosinofilica, útil en procesos asmáticos.
Por otro lado, el cortisol en el sistema renal aumenta la re-captación de sodio. Altos niveles de cortisol simulan la acción de la aldosterona, favoreciendo la hipertensión. En el eje Renina-Angiotensina-Aldosterona, la renina se ve estimulada por la baja presencia de sodio y bajadas de la presión arterial. La acción de la Aldosterona a nivel celular activa la bomba potasio-sodio, eliminando sodio, absorbiendo potasio y reabsorbiendo bicarbonato. Las alteraciones por exceso de Aldosterona producen hipernatremia, hipopotasemia y alcalosis metabólicas; y en situaciones de déficit de Aldosterona, se produce lo contrario.
El cortisol en el ritmo circadiano
En la cronobiología, el cortisol aumenta la glucosa a primeras horas de la mañana para empezar el día. Para ello, la ACTH estimula al cortisol inhibiéndose la melatonina. Pero durante el día, el sistema se revierte aumentando la melatonina y disminuyendo el cortisol durante la tarde-noche. Este proceso se puede apoyar mediante la adecuada exposición a la luz solar y mediante los macronutrientes. Concretamente, el cortisol es inhibido por la presencia de glucosa en sangre, entonces, consumir carbohidratos simples de calidad por la noche aumenta esta inhibición. Y, en cambio, comer grasas saturadas por la mañana apoya la función del cortisol, debido a que es una hormona esteroidea, compuesta por grasas.
En contexto
El cortisol crónicamente elevado debe ser contemplando como el factor principal con mayor capacidad de interferir en casi todos los sistemas del organismo. Tanto es así, que el exceso de cortisol crónico es el causante de la diabetes, del hipotiroidismo y de la inflamación de bajo grado origen de todas las alteraciones patológicas que, tras lo analizado, obervamos que empieza en una alteración energética provocada por la interferencia en la oxidación, ya sea de glucosa o ácidos grasos, recíprocamente.
El perfil de aminoácidos que otorga el colágeno, glicina y prolina, (o suplementos de colágeno como la gelatina, el caldo de huesos y los platos tradicionales de vísceras y articulaciones como por ejemplo las manitas de cerdo ricas en glicina) principalmente ayuda contra los efectos catabólicos del cortisol en los tejidos.
Así mismo, la suplementación de vitamina C es útil en procesos estresantes, ya que esta vitamina se almacena en las glándulas suprarrenales con el fin de evitar una fatiga adrenal. El aporte de calcio dietético evita la desosificación promovida por el cortisol. El correcto suministro de potasio y sodio evita la hipertensión y apoya la función del eje Renina-Angiotensina-Aldosteron. Los carbohidratos inhiben el cortisol y aumentan la función de la insulina, además de apoyar la oscilación hormonal cortisol- melatonina. Pero todo esto debe estar en un contexto adecuado, es decir, se deben llevar a cabo actividades deportivas de impacto para aumentar la recaptación ósea de calcio, así como niveles adecuados de vitamina D mediante la exposición solar, se debe meditar o procurar un bienestar interior que evite el estrés emocional, y se deben evitar alimentos dañinos que contienen PUFAS. Evitar la sobreexposición al cortisol al fin y al cabo.
Actualización
Este Ted-talk merece estar aquí, en el se hace un buen repaso de los efectos del estrés crónico una vez sobrepasada la capacidad de resistencia al mismo ideada por Selye:
FUENTE
David Vargas, Canal de YouTube
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