La proporción de grasas en la naturaleza va guiada por la exposición al calor. Se encuentra así mayor estabilidad térmica en grasas saturadas y monoinsaturadas, es decir, su punto de fusión es más alto en comparación con las grasas poliinsaturadas (PUFAS). Cuyo punto de fusión es menor y su estabilidad térmica también es menor. Esto confiere de gran importancia al entorno que modulara el metabolismo hacia un estado de hibernación.
En consecuencia, éstas están más expuestas a factores oxidantes que, dependiendo del entorno. Conllevan una mayor probabilidad de pero-oxidación lipídica interrumpiendo la respiración celular y reduce la tasa metabólica. En síntesis, las PUFAS se encuentran estables en entornos fríos, en cambio, las grasas saturadas se encuentran estables en entornos cálidos.
Efectos de las PUFAS en la hibernación
Se observa en mamíferos heterotermos que cuando aumentan su contenido en PUFAS cambia su metabolismo; disminuye su temperatura, mejorándolos para el letargo y preparando su organismo para la hibernación.
Los mamíferos antes de entrar en estado de letargo y sopor aumentan su consumo dietético de PUFAS mediante el aumento de ácido linoleico (C18: 2 n-6). Este cambio les confiere protección cardiaca durante la hibernación:
“Específicamente, las altas proporciones de n-6 a n-3 PUFA aumentan la actividad de la bomba de Ca2 + -Mg2 + en el retículo sarcoplásmico del corazón (SERCA) y contrarrestan los efectos de Q10 sobre la actividad de SERCA a bajas temperaturas tisulares. Por lo tanto. Las altas proporciones de PUFA n-6 a n-3 en las membranas de miocitos cardiacos parecen proteger al corazón hibernador de la arritmia, que en hipotermia no inhibidores es causada por aumentos masivos en el Ca2 + citosólico”
«La consiguiente reducción del riesgo de paro cardíaco durante la hipotermia puede explicar por qué el aumento en la ingesta dietética de PUFA n-6, pero no de PUFA n-3. Puede aumentar considerablemente la propensión a la hibernación y permite que los heterotermos alcancen temperaturas corporales más bajas”
Fuente PudMed
En el entorno humano
Llevado esto a los humanos, observo continuamente numerosos estudios donde las grasas omega 3 esenciales (PUFA) se relacionan con un estado de protección a diferentes niveles de salud, sobre todo a nivel cardiaco.
A la vista de este artículo, puede que su protección sea debida a que inducen un estado de hibernación o letargo, provocando una bajada de la tasa metabólica pero, en humanos (animales que no hibernan).
No tiene mucho sentido aplicar estas grasas, sobre todo, entendiendo el papel de la tiroides y su relación con la temperatura basal y tasa metabólica. A mayor temperatura mayor inmunidad, menos infecciones…
No tiene sentido enfocarse en una variable, como sería eliminar del entorno dietético las PUFAS, siguiendo una exposición estresante como por ejemplo:
Fumar, beber alcohol, tener una baja exposición a la luz solar, una alta exposición a luz artificial, insomnio, aislamiento social, disrupción entre tiempos de ayuno y de ingesta, sedentarismo o la no realización de ejercicios de fuerza...
Que, a la larga, nos llevará a una alteración patológica. En otras palabras, preocuparse por el cáncer “causado por la carne roja” mientras comemos bollería industrial en el desayuno, es estúpido.