Resumiendo la gran filosofía de Epicuro ¡No iba a ser todo salud metabólica! Adoptar una filosofía de vida es un aspecto muy práctico que a nivel mental nos ayuda a conquistar nuestra plenitud. No olvidemos que lo único que es imperecedero hasta el día que te mueras, es nuestra mente, nuestro control mental, es el actuar bajo nuestra virtud.
Una filosofía para tu vida de Antonio Roldán Marco
«Obra siempre como si Epicuro te vea»
Características del epicureísmo
¿Cómo conocemos la realidad?
Para Epicuro la realidad es única e inmutable, y esta es filtrada por nuestros sentidos, asignando así los posibles «errores» de la realidad a las percepciones o juicios de la persona, no a la realidad. La realidad es como es, son nuestras interpretaciones quienes dan a errar.
¿Qué somos?
Alma y cuerpo es lo mismo, cuando morimos muere también el alma. Eliminando así, la existencia de un cielo o un infierno. Sólo existe la vida, solo existe el propósito de percibir y sentir el mundo. Por ello, tenemos la responsabilidad de generar para nosotros mismos nuestro sentido de vida, viviendo así estados de paz, tranquilidad, plenitud, serenidad, alegría y felicidad.
¿Cómo se relaciona un Epicúreo con los demás?
Matrimonio y responsabilidades sociales como la política, son para Epicuro una fuente de deseo difícil de contentar, por ello, su tendencia es a rechazarlo:
«El sabio no debe entrar en política, ni aceptar cargo público, pues, si desea alcanzar la autosuficiencia o autarquía ha de liberarse de los problemas de la ciudad para sentirse completamente libre, limitándose a cumplir con las leyes del lugar en el que viva. No porque esté de acuerdo con ellas, sino para no ser perseguido ni molestado»
Recordando a Bertrand Russell en la conquista de la felicidad, nos inculca la idea de cumplir con lo mínimo socialmente establecido, dado que, cada vez la sociedad está más loca, y así poder seguir nuestros propios principios:
“Uno debe respetar la opinión pública lo justo para no morirse de hambre y no ir a la cárcel, pero todo lo que sobrepase ese punto es someterse voluntariamente a una tiranía innecesaria, y lo más probable es que interfiera con la felicidad de miles de maneras”
Así conseguimos que la felicidad no dependa de causas externas como en este caso, la sociedad. Huyendo de lo socialmente establecido como normal, nos protegemos de sus prejuicios sociales.
Para el sabio lo verdaderamente importante es adquirir conocimiento para evitar dejarse llevar por el rebaño, por supersticiones falsas y creencias.
Respecto a la justicia
La naturaleza es caos y belleza, es destrucción y nacimiento, la naturaleza no atiende a las causas que el hombre en su mente racional o convección social ha etiquetado como justicia o injusticia. Dicha etiqueta surge del miedo a la inseguridad, surge de crear una falsa seguridad ante la naturaleza y la incertidumbre. Cuando lo único que es real es el cambio, la impermanencia. Bajo este paradigma, no hay nada justo por naturaleza, las leyes del hombre tienden a la frustración.
En esta línea de pensamiento, nos encontramos también ante el absurdo de Camus. La vida no tiene sentido, es nuestra responsabilidad aceptar el absurdo para dotar a la vida de un significado propio.
Cómo podemos ser felices
El sabio es quien pone en práctica la teoría, el sabio lleva una vida feliz gracias a usar la filosofía como medicina para el alma, cuyo máximo fin es procurar una mente tranquila, en calma, en paz y sin el desasosiego de las inevitables adversidades que ocurren en el día a día.
«El sabio es autosuficiente, es el que posee la autarquía, el dominio de sí mismo»
La premisa básica del epicureismo para permanecer en estados de felicidad es la lucha por el placer moderado que otorga la ausencia de dolor. El placer epicúreo se basa en la mesura, en la moderación de saber qué placeres convienen en el presente sin que nos alteren en el futuro. Dichos placeres están encaminados en mantener un estado de tranquilidad y serenidad mental.
Placer sí, pero sabiéndolo limitar
Hay que prestar especial atención al placer, este se divide en corporal y mental. El placer corporal apenas conoce límites y necesita ser controlado o equilibrado por la mente. Sin embargo, en la esfera mental o para Epicuro los dolores del alma, son peores que los del cuerpo debido a que el cuerpo tiende a sentir dolor de manera aguda en el presente y la mente padece de sufrimiento dada su tendencia a imaginar tiempos futuros inciertos o pasados agónicos . Es decir, la mente puede recordar y mantener el dolor del pasado, a la vez que sentir dolor por preocupaciones del futuro. Aunque, en contraposición, los placeres de la mente son superiores al cuerpo, porque estos pueden limitar los placeres del cuerpo y por qué también por medio de la memoria puede rescatar placeres antiguos.
«Los placeres han de ser siempre moderados, conviene renunciar a los placeres que originan un dolor mayor y soportar incluso alegremente, los dolores que originen un placer mayor»
En definitiva, una de las claves del Epicureísmo es el placer, pero el placer de las pequeñas cosas del día a día, el disfrute máximo del momento presente.
«Los placeres han de ser siempre moderados»
«No es posible vivir placenteramente sin vivir prudente, honesta y justamente. Ni vivir prudente, honesta y justamente, sin vivir placenteramente. Quien no alcanza esto no le es posible vivir placenteramente»
Los deseos se dividen en:
Naturales y necesarios
Son las necesidades básicas para sobrevivir: comer y beber, dormir, abrigo y sexo. Aquí radica la mayor enseñanza del Epicureismo:
Cambiar nuestros placeres o deseos caros por nuestras necesidades básicas, para gozar y disfrutar de un mayor estado de plenitud
Naturales y no necesarios
Son una variación de las necesidades básicas, otorgan placer pero no son básicos para la vida. Por ejemplo: comer alimentos gourmet. Es importante recalcar que ante la consecución de estos placeres conviene preguntarse: ¿Es estrictamente necesario?¿Me conviene o no me conviene?¿Cuánto de necesario es realmente?
No naturales ni necesarios
Son los relacionados con la influencia banal de la sociedad, la publicidad, las falsas necesidades que nos crea la sociedad como la idea de éxito, triunfos políticos, competición, meritocracia… La carrera de la rata.
«En la vida hay que practicar la frugalidad y en la sociedad buscar lo natural y renunciar a placeres superfluos. Lo que no es necesario para ser feliz»
El bueno de Fabián nos deja con esta perla:
El tetrafármaco
El remedio para librarnos del dolor físico o mental
1 «No hay que temer a los dioses»
2 «No hay que temer a la muerte porque mientras existimos la muerte no está presente y cuando llega la muerte, nosotros ya no existimos«
La muerte es inevitable y siempre ha generado miedo en la especie humana, de aquí han surgido doctrinas para combatir este temor como las creencias religiosas. Que, en fin último, solo es desconocimiento, es el temor a la no existencia. Pero, como la naturaleza aborrece el vacío, la muerte en realidad no debe dar tanto miedo ya que no existe conciencia o experiencia tras ella. Por lo que la muerte «no existe».
Si lo pensamos detenidamente, todos los días morimos al dormir. Cuando entramos en estados de sueño profundo bajan las ondas cerebrales desconectándose nuestra conciencia durante las diferentes fases del sueño. Así, podemos desechar el miedo a la muerte para centrarnos en encontrar y permanecer en los propósitos individuales que le dan sentido a nuestra vida y lograr plenitud/felicidad.
En palabras de Epicuro:
«Acostúmbrate a considerar que la muerte no es nada para nosotros, puesto que todo bien y todo mal están en la sensación y la muerte es la pérdida de la sensación»
«El recto conocimiento de que la muerte nada es para nosotros. Hace dichosa la inmortalidad de la vida no porque añada un tiempo infinito sino porque elimina el ansia de inmortalidad. Nada temible en efecto hay en el vivir para quien ha comprendido que nada temible hay en el no vivir»
3 «No hay que temer al destino pues no hay nada predeterminado sino que todo es fruto del azar»
El concepto que surge de las enseñanzas de Epicuro, es alcanzar el equilibrio mental para combatir uno de los mayores males del hombre: el temor. El miedo a la incertidumbre, a lo que no podemos controlar, el miedo a lo desconocido, etc. Nos causa sufrimiento mental. Por eso para el epicureísmo el placer máximo es toda ausencia de dolor o perturbación tanto mental como corporal, siendo la herramienta fundamental para lograrlo la prudencia o moderación
4 «No hay que sufrir por los males y las necesidades naturales. Porque los primeros son fáciles de evitar y las segundas son fáciles de satisfacer»
El enfoque epicureo de experimentar todo lo que nos sucede llega hasta tal punto que rechaza el suicidio. Dado que, siempre se podrá disfrutar o experimentar algún tipo de placer y esto es mejor que el vacío de la no experiencia: la muerte.
Normas de vida y de conducta
«Debemos dar gran importancia a la frugalidad. No porque debamos vivir siempre con estrecheces sino para estar menos preocupados»
«El ser dichoso e incorruptible, ni tiene él preocupaciones, ni se las proporciona a otro»
Estas frases me recuerdan bastante al cinismo: «Cuán gran poder encierra la mochila del cínico, un cuartillo de lentejas y el no preocuparse de nada». Resulta más fácil liberarse de nuestras creencias, responsabilidades, posesiones y materiales innecesarios que tener que sacrificarse por tener más posesiones o mantenerlas. Si partimos del agradecimiento de lo que ya poseemos. A la vez que nos desprendemos de deseos superfluos, para lograr tener más tiempo libre, más libertad.
Cálculo hedónico
La excesiva quietud es desidia y la exagerada actividad es locura
El Epicureísmo tiende a ser mal entendido, al ser una filosofía volcada en placer, es fácil pensar que se trata de placeres absolutos como enormes banquetes, exquisiteces culinarias, orgías, vicios, lujos… Más bien, se trata del cálculo prudente a la hora de elegir un placer, el cual debe cumplir con las necesidades básicas y naturales. En el caso de ser innecesarias, estas no deben ocasionar dolor corporal o perturbación mental. Por ejemplo, el arte de saber tener mesura ante los turrones y polvorones en Navidad, dicho cálculo es comerse 1 quizás 2 polvorones sin atiborrarse y sentirse después «culpable«. Es decir, placeres que a corto plazo nos satisfacen pero a largo plazo nos perjudican. En conclusión, es un menester Epicúreo el saber sacrificar el presente por una satisfacción futura mayor.
«A cada deseo es menester preguntarse qué sucederá si se satisface qué pasará si no se le atiende. Solo el cuidadoso cálculo de los placeres puede conseguir que el hombre se baste a sí mismo y no se convierta en esclavo de las necesidades y de la preocupación por el mañana. Pero este cálculo sólo puede deberse a la prudencia. La prudencia es todavía más preciosa que la filosofía porque de ella nacen todas las demás virtudes y sin ella la vida no posee ni sentido, ni placer, ni belleza, ni justicia.»
El hombre honesto renuncia a adquirir poder y riquezas
En conclusión, bajo mi entender la filosofía epicúrea blinda el placer siempre que esté sepa ser moderado por un autocontrol mental y actúa siempre en aras de evitar el dolor tanto en el presente como en el futuro. En otras palabras, la figura del sabio Epicúreo se caracteriza por la autosuficiencia, por el saber agradecer lo que ya se posee, cambiando así el placer de los lujos por el placer de satisfacer las necesidades básicas, con el fin de lograr fácilmente un estado de plenitud, de calma:
«Goza más de la riqueza aquel que menos necesita de ella»
«La abundancia no es lo que tenemos, es lo que sabemos apreciar. Para ser feliz aspira a desear menos y mejor.»
«La riqueza es la capacidad de experimentar plenamente la vida»
-Thoreau
Para terminar dejo aquí este buen vídeo-resumen:
